La primera vez que la ví pude darme cuenta de que todo lo que cuentan de ella es cierto: guapa, simpática, elegante y viciosa. Muy viciosa. Bueno, esto último un poquito más tarde.
Ya en la habitación tuvo que decirme que nos quitáramos la ropa. Supongo que si no, se la arrugaría porque en mi mente sólo había un pensamiento: comérmela de arriba a abajo.
Una vez en la cama pude disfrutar de su maravilloso cuerpo. De esos pechos generosos, de ese culo que me vuelve loco, de su francés inigualable. Después, llegaron las dudas.
No hay comentarios:
Publicar un comentario